por Yussel Dardón
Medusa, cansada de no poder peinarse, acudió al Flautista de Hamelin para que controlara las serpientes de su cabeza. Cuando se encontraron y, advertido del peligro al verla a los ojos, el Flautista encantó la cabellera de la Gorgona y le confeccionó una media trenza. En agradecimiento, Medusa se quitó un ojo para que su estilista pudiera convertir en piedra a las plagas que azotaban la ciudad. Con el gran éxito en el control de plagas, la amistad entre los dos se volvió romance y éste culminó en una boda en la que, al levantar el velo de la novia, el Flautista quedó convertido en roca y media. Medusa, llorando piedrecillas por mitades, decidió cortarse la cabellera; al caer al suelo, las serpientes destrenzadas tomaron caminos diferentes para aterrar al mundo, sin que la música de la flauta, las pueda volver a dominar.
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