Por Enrique R.M.
Despierta con telarañas en la boca, con su ralea de leona hambrienta. Le miro los ojos aterrado, le beso el cuello de mujer, le digo al oído el enigma. Suspira y muere.
Por Enrique R.M.
Publicado por Café a cucharadas en 12:00 a.m.
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