sábado, diciembre 17, 2005

Sala de Fumadores

por Alfredo Carrera
para Martha Estrada

Miro a esas mujeres que fuman sus cigarros
como si hicieran el amor.
Carmen Villoro

La mujer enciende el cigarro y no lo ve. Lo lleva del cenicero a su boca, aviva el fuego que no es fuego. Platica a intervalos, de pronto vuelve a darse cuenta de la existencia del que se consume y vuelve el juego: cenicero, boca, fuego, cenicero, humo.
Ella no está sola y cada cierto tiempo prende algún cigarrillo, a algunos los lleva con más frecuencia a su boca que a otros, son como los hombres que quizá tenga en su vida.Si habla o no; si toma algún liquido o no; si observa algo o no, no importa, todos estamos aquí viéndola de a ratitos, somos como los que esperan adentro de la cigarrera. Y siempre pasa igual: al principio está el fuego, el cigarro arde, y al final sólo quedan cenizas.

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